Cómo la primera gota de agua que roza tu cuerpo al meterte en la ducha, cómo el primer rayo de sol por la mañana, el primer baño del verano. Cómo hundir los pies en la arena mojada de la playa y que las olas choquen contra tus tobillos. Cómo el primer helado frío que recala tus muelas o la primera brisa que anticipa el otoño, cómo el olor a hierba recién mojada. Ese escalofrío que recorre tu columna vertebral y se aloja en tu nuca, cómo recordar el primer beso.
Así siento la música; los ritmos atrapados en el latido de mi corazón queriendo escapar en cuanto suena una melodía. Bailar, bailar cualquier cosa, cualquier canción, dejar que tu cuerpo interprete la música y dejarte llevar. Dejar que los pasos que se crean en tu cabeza se hagan realidad; sí, supongo que podría bailar toda una vida.
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